Os quiero contar una historia que he vivido este último año y que es real. Quiero compartirla con ustedes porque es muy bonita y con un final feliz.
Trata de una gatita blanca que apareció a finales del verano pasado en mi calle. Era una gata blanca, estaba un poco sucia y delgada, pero era muy tranquila y buena. Se dejaba acariciar y venía cuando la llamabas. No tenía chip y pensamos que era callejera.
Entre los vecinos le dabamos de comer. Unas veces le daba un vecino y otras veces, cuando la veía por mi puerta le daba comida de mi gata.
Un día de invierno nos dimos cuenta que tenía la barriguita más gordita y es que estaba embarazada, esperando gatitos.
Siempre que la veía, salía a darle comida y agua, hasta que un día dejamos de verla por la calle y pensé que estaría escondida porque habría tenido ya a sus crias y no podía dejarlas solas. La estuvimos buscando por el parque y las calles cercanas, pero no aparecía.
Y pasadas unas dos o semanas, me enteré por el otro vecino que ya había parido y que estaba resguardada en la terraza de una vecina.
Por lo que sé, tuvo a sus dos gatitos, un macho y una hembra, en otro sitio; pero los trasladó hasta una terraza de una vecina en el primer piso. Los trasladó en su boquita y allí arriba los protegía y alimentaba.
Le dije a esa vecina que mirara por su jardín que había una gatita y sus crias, y ella me dijo que no los veía. Y era porque estaban en la terraza y allí no los vió.
Pero un día me llamó la vecina diciéndome que los había encontrado en su terraza. Fuí corriendo y les hice estas fotos que os paso. Ya los gatitos estaban crecidos y eran monísimos. Uno tiene los ojos azules y el otro, tiene un ojo verde y otro azul, como mi gata.
Pero lo más bonito de esta historia es el final. Resulta que la vecina también puso un anuncio de la mamá gata en facebook y cuál no sería nuestra sorpresa cuando me dice que le han llamado preguntando por la gata y resulta que era su dueño, que la reconoció en la foto y que estaba perdida desde finales del verano.
Vino por ella y cuando la vió en la calle, la llamó por su nombre, Kity, y la gata acudió.
Había encontrado a su dueño y volvió a su casa, y el dueño luego nos mandó fotos.
Era un final feliz cuando los dos gatitos encontraron familia, pero más feliz aún cuando también la mamá gata encontró de nuevo a su antigua familia.
La mamá gata, Kity, se perdió y vivió toda una aventura en la calle durante meses, sobreviviendo y teniendo gatitos, pero tanto ella como sus hijos están cuidados y felices.
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